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La intensidad de cambios en el ámbito profesional demanda adquirir nuevos conocimientos y habilidades para poder adaptarnos a nuevos escenarios. Para mantenernos vigentes es preciso involucrarnos en nuevos proyectos, trabajar con nuevos equipos de trabajo y transitar experiencias profesionales para las cuales nuestra pericia (¨expertise¨) y conocimientos necesitan renovarse.

¿Cuán propensos estamos a acceder a nuevos conocimientos y habilidades?, ¿con qué frecuencia lo hacemos?, ¿hemos identificado lo que impide encarar un proceso de aprendizaje y la búsqueda de nuevas oportunidades?, son algunas de las preguntas que sería conveniente hacernos.

En Leaning to Learn (Harvard Business Review, March 2016), Erika Andersen indica  que los profesionales exitosos se distinguen por la motivación que tienen respecto a cuatro atributos:  aspiración (deseos de avanzar en su carrera, aspirar a más), autoconocimiento (poder identificar aquellas habilidades que es necesario adquirir), curiosidad (buscan alternativas constantemente y cuestionan paradigmas pre-existentes) y vulnerabilidad (están dispuestos a convertirse en aprendices, toleran sus propios errores sin frustrarse, mientras continúan avanzando en la curva de aprendizaje).

Reconozcamos que adquirir habilidades que no tenemos y con las que precisamos contar,  despierta -en muchos casos- cierto rechazo de parte nuestra. Al rechazo (resistencia al cambio, seguramente) se suma el desafío buscar alternativas de crecimiento al mismo tiempo que hacemos nuestro trabajo.

De acuerdo al estudio, nos sentiríamos mucho más motivados a explorar nuevas alternativas de desarrollo si aprendemos a orientar nuestros diálogos internos (self-talks) en forma positiva.

Aspiración: Para evitar que nuestras aspiraciones se vean limitadas ante la oportunidad de hacer algo nuevo, nuestro diálogo interno debería concentrarse en aquellos aspectos positivos que producirá esa oportunidad.  En lugar de decirnos ¨no necesito aprender esto¨, ¨¿para qué debemos cambiar lo que hacemos bien?¨, ¨implementar algo nuevo demandará mucho tiempo¨, deberíamos plantearnos  ¨si aprendo esto, ¿en qué cambiaría mi horizonte profesional?, ¿de qué manera se enriquecería mi propuesta de valor?

Autoconocimiento: Ser conscientes de nuestras necesidades de desarrollo, aceptando las críticas constructivas y reconociendo que necesitamos seguir aprendiendo, resulta esencial. Para ello deberíamos cambiar ¨con el grado de especialización que tengo me alcanza para avanzar en la empresa¨ o ¨gente con mi experiencia tendrá siempre oportunidades en el mercado¨ por frases tales como,  ¨si desarrollo nuevas habilidades y me involucro en proyectos más desafiantes, ¿qué oportunidades se presentarían en mi horizonte profesional?¨

Curiosidad: Alimentar nuestra curiosidad incrementa nuestra motivación a innovar  en la forma de trabajar y a involucrarnos en proyectos nuevos. Entonces, en lugar de pensar ¨no hay necesidad de cambiar la manera de ejecutar éste proyecto¨, por ejemplo,  podríamos cambiar nuestra perspectiva por ¨¿de cuántas maneras distintas se podría ejecutar éste proyecto? ¿Qué beneficios aportaría a nuestra empresa si implementamos algunos cambios? ¿Qué cambios nos ayudarían a diferenciarnos de nuestros competidores?

Vulnerabilidad: Una vez que nos convertimos en especialistas en un tema, nos resulta muy difícil aceptar que la gente vea que no somos tan buenos en otras áreas, lo cual hará que nos aferremos a lo que hacemos bien y nos mantengamos en nuestra zona de confort. Esto lo podemos revertir si nos consideramos aprendices cada vez que iniciamos un proyecto que demandará conocimientos y habilidades que tendremos que aprender sobre la marcha. Por ello, ¨esto es verdaderamente difícil, estoy cometiendo muchos errores o tengo que hacer muchas preguntas básicas para poder entender los conceptos¨ deberíamos cambiarlo por ¨si bien al comienzo cometeré varios errores ya que nunca hice este tipo de proyectos, aprenderé y al cabo de un tiempo habré sumado conocimientos, contactos y habilidades que contribuirán a mi posicionamiento profesional ¨

Nuestra capacidad para aprender resulta esencial ante cambios, cada vez más frecuentes, en el ámbito profesional. Por ello debemos evaluar constantemente nuestros diálogos internos, ya que el éxito en nuestra profesión depende de que ellos tengan siempre una perspectiva positiva.